
¿Has probado las típicas galletas de aceite mallorquinas?
La receta es muy sencilla: aceite, agua, harina, sal y levadura. No nos detendremos en los detalles de la receta, pero básicamente hay que ir integrando todos los ingredientes y dejar que la masa repose al menos durante 45 minutos.
Después sólo hay que extenderla y cortarla sobre una bandeja de horno, y darles la característica forma redondeada, además de poner, por supuesto, los tres puntitos, que son obligatorios.
En la actualidad la receta añade extras que dan lugar a variaciones deliciosas: galletas de aceite con sésamo, tomillo, romero, ajo, guindilla… Pero en sus orígenes eran sólo una manera de abastecer de alimento nutritivo y duradero a las compañías de navegación, que hacían largas travesías.
Las primeras menciones a las conocidas como “galletas de Inca” se remontan al siglo XVIII y aparecen en diversas obras literarias.
Los primeros hornos que elaboraban galletas de aceite mallorquinas
En el siglo XIX se estableció uno de los primeros hornos en elaborar galletas de aceite mallorquinas. Era Can Guixe, en Inca y por eso, muchas veces las encontramos con el nombre de “galletas de Inca”. Con el tiempo el pequeño horno se trasladó a un edificio que se convertiría en la fábrica principal de galletas, con las máquinas más modernas de la época, capaces de producir en línea continuada las populares galletas maría.
La fábrica Quely iniciaba la tradición, tomando el nombre de la princesa Grace Kelly, a la cual los creadores de la iniciativa admiraban mucho.
La marca desarrolló sus productos y hoy en día sigue siendo una de las principales proveedoras y exportadoras de galletas de aceite.
Otros lugares en los que degustar las galletas de aceite
Si bien las Quelys fueron las más famosas y casi las únicas durante mucho tiempo, el mercado se ha diversificado y podemos encontrar artesanos de galletas mallorquinas en muchos pueblos de la isla.
Uno de ellos está en Artá, donde encontramos el Forn de Sa Plaça. Se trata de una empresa familiar, apasionada por el mundo de las galletes d’oli y que ha creado variaciones del producto con más o menos sal, con harinas integrales y de diferentes tipos de grano, con sabores picantes o incluso con semillas como las pipas o el sésamo.
En Porreras está la fábrica de Galletas Rossellons, que también es un proyecto familiar que se inició con el trabajo de dos hermanos que decidieron comprar la máquina de la fábrica de galletas Gelabert, en Llubí, para continuar con la tradición, pero también para innovar sus productos.
Así es como empezaron a fabricar galletas de aceite de harina blanca o integral, con diferentes harinas y distintos formatos.
Rossellons destaca sobre todo por la marca Galefit, unas galletas elaboradas a partir de la semilla de algarroba, que contienen fitato y que son muy beneficiosas para las personas que sufren de piedras en los riñones.
Muy cerca del parque Natural de la Albufera, en Muro, está la fábrica de galletas Gori de Muro, que desde hace siglos elaboraba las galletas que se llevaban los marinos en sus viajes, pero que también estaban especializados en productos locales como ensaimadas, empanadas o pan payés.
Sus famosas galletas del mar se elaboran con lino o chía, pero además ahora también encontramos galletas de centeno o de xeixa, una harina de trigo oriunda de Mallorca, y variantes como las galletas picantes o las de romero.
¿Qué fábrica vais a visitar próximamente? Si os gustan los productos mallorquines, o la gastronomía de la isla, desde La Pérgola os recomendamos visitar esta entrada.