Caminos con historia: torres, miradores y leyendas del suroeste
Hay lugares donde el paisaje guarda secretos antiguos. En la costa suroeste de Mallorca, entre acantilados y pinares, las viejas torres de defensa siguen vigilando el horizonte. Son testigos de siglos de historia, cuando el mar no solo traía viajeros, sino también piratas, comerciantes y leyendas que aún resuenan con el viento.
Desde La Pergola Aparthotel, en Port d'Andratx, basta con unos minutos en coche o a pie para descubrir algunas de las vistas más impresionantes —y más cargadas de historia— de toda la isla.
Las torres que vigilaban el mar
Durante los siglos XVI y XVII, Mallorca construyó una red de torres defensivas para proteger su costa de los ataques piratas. Estas atalayas, conectadas visualmente entre sí, servían para enviar señales de humo o fuego a las siguientes torres y alertar a los pueblos del interior.
Una de las más imponentes es la Torre de Cala en Basset, frente a la isla de Sa Dragonera. El sendero parte del pueblo de Sant Elm y asciende suavemente hasta ofrecer una panorámica inolvidable del mar y la montaña. En los días claros, se distingue incluso la silueta del "dragón dormido" que da nombre a la isla.
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Más cerca del puerto, la Torre de Cap Andritxol ofrece otra vista privilegiada. Situada entre Camp de Mar y Peguera, se alza sobre un promontorio cubierto de pinos y matorral mediterráneo. Desde allí, el azul del mar se mezcla con el verde intenso de la costa, creando uno de los paisajes más fotografiados del suroeste.
Miradores con alma
No todas las vistas del suroeste vienen acompañadas de piedra y leyenda. El Mirador de Sa Mola, a pocos minutos de Port d'Andratx, regala una panorámica que resume la esencia de la zona: el puerto, la bahía y las montañas que la abrazan. Al caer la tarde, el cielo se tiñe de tonos rosados y dorados, y el silencio lo envuelve todo.
Estos miradores no son solo puntos de vista, sino lugares donde el tiempo parece detenerse. Ideales para pasear, meditar o simplemente respirar el aire del mar mientras la historia se intuye en cada rincón.
Entre leyendas y realidad
Se dice que, siglos atrás, los vigías que custodiaban estas torres veían luces extrañas sobre el mar, confundidas con faroles piratas o tormentas repentinas. Hoy, esas mismas luces pertenecen a barcos que regresan al puerto, pero el misterio persiste.
Cada torre, cada sendero, conserva la huella de quienes defendieron la isla, y recorrerlos es una forma de viajar en el tiempo.
Desde La Pergola, los caminos hacia estas torres y miradores son una invitación a descubrir la Mallorca más auténtica: la que mezcla historia, naturaleza y ese toque de magia que solo se revela cuando la isla se observa con calma.
