
Una ruta por los mejores mercados locales de Mallorca
No hay nada mejor que buscar para encontrar, y en Mallorca hay decenas -una por pueblo, prácticamente- de oportunidades para rebuscar y conseguir lo que uno quiere. Los mercados de la isla son un reclamo para visitantes y mallorquines, ya sean de nacimiento o de adopción, y hoy vamos a realizar una ruta por los mejores y más destacados.
Pollensa, más de 300 tenderetes de artesanía, alimentos y textiles
Nuestra ruta empieza por la parte más septentrional de Mallorca, una zona que ostenta, a pie de mar, una de las carreteras más bonitas de la isla, la que une el puerto de Pollensa con Alcudia a lo largo de la bahía.
El mercado en esta localidad se celebra los domingos, en la plaza Mayor y en la plaza Ca Les Monnares, de ocho de la mañana a una y media del mediodía.
Los payeses de la zona utilizan, desde hace siglos, el encuentro semanal para vender los frutos de su trabajo: huevos frescos, tomates recién recolectados, fruta variada dependiendo la estación del año… Además de productos artesanales como calzado, textiles o bisutería.
Alcudia, la cita de martes y domingos
Al otro lado de la carretera, aproximadamente a unos doce kilómetros se encuentra la localidad de Alcudia, cuyo mercado se celebra los martes y los domingos de ocho de la mañana a una y media, en el paseo Mare de Déu de la Victòria y calles aledañas.
Durante el invierno ofrece los atractivos de los pueblos costeros: verduras, frutas, productos locales… pero en verano estalla en un ambiente de color y fiesta, que mezcla lo local, lo nacional y lo internacional y que, por supuesto, vale la pena vivir.
Sineu, el mercado más antiguo y más “animal”
Se celebra los miércoles por la mañana y ocupa casi la totalidad del pueblo. El mercado de Sineu es cita obligada para grupos escolares, turistas y viajeros, reporteros, aventureros y mallorquines de toda la vida.
Es el más antiguo de Mallorca, y fue instaurado por el rey Jaime II en el año 1306. Además, es el único que tiene permiso para comerciar con animales vivos, principalmente de razas autóctonas de las islas. No es de extrañar ver niños orgullosos, con patitos recién adquiridos, o, en temporada de cría de conejos, con gazapos entre las manos. También se pueden ver gallos, cabras, caballos, terneros… y a veces, aunque no sean especialmente oriundas de la isla, avestruces.
El rastro de Consell, a la caza del tesoro
El rastro de Consell, más al centro de la isla, se celebra los domingos de ocho de la mañana a dos del mediodía. Es un espacio de compraventa de artículos de segunda mano, es muy recomendable levantarse temprano para recorrerlo como merece.
Se suele instalar en la calle Antonio Barceló García de Paredes, y entre sus tenderetes se exponen una variadísima oferta de ropa, juguetes, muebles y joyas, además de antigüedades muy cotizadas.
Cientos de personas acuden, semana tras semana, a la caza del tesoro y a curiosear en busca de algún objeto especial: libros centenarios, cuadros, cámaras de fotos, discos de vinilo…
También hay pequeños puestos que ofrecen piscolabis típicos de la tierra, como empanadas y cocarrois, pan con sobrasada, coca de trampó y otras delicias para hacer la visita más amena y con un punto gastronómico, para estómagos impacientes.