
Randa, el monte de los tres santuarios
Cuentan las leyendas -rondalles, como se las conoce en mallorquín- que el interior del monte Randa está hueco, sólo hay un inmenso espacio vacío que se sostiene gracias a tres columnas de oro. Dos de ellas se han desplomado y, cuando lo haga la tercera, arrastrará consigo a toda la isla. “Las olas del mar pasarán por encima y será el final del mundo”, o al menos, el de Mallorca, reza la antigua historia
Además de por la leyenda que condena a la isla, Randa es conocido por ser el monte de los tres santuarios.
A unos 550 metros por encima del nivel del mar, el Puig de Randa está entre Algaida y Llucmajor, y esta es la historia de sus tres monasterios.
Nuestra Señora de Cura, un monasterio de carácter luliano
Es uno de los santuarios más conocidos de Mallorca, junto con el de Lluc. Se construyó muy cerca de la cueva en la que, según la leyenda, el beato Ramón Llull recibió su iluminación divina.
Es un conjunto formado por cuatro edificios en el que destaca la iglesia, del año 1668 según consta en el reloj de sol que hay en uno de sus contrafuertes. En su interior hay dos pequeñas joyas: una pieza de la Virgen María tallada en piedra de Santanyí y de tradición gótica; y un san Cristo procedente del desaparecido convento de Santo Domingo en Palma.
Una de las zonas más visitadas es la sala de gramática, donde se construyó una escuela en la que se aprendía esta materia y que estuvo en funcionamiento desde 15021 hasta mediados del siglo XIX.
Tras años de abandono los franciscanos del Tercer Orden Regular iniciaron la restauración del monasterio y lo convirtieron en sede del noviciado de la orden.
Además de la interesante tradición luliana, desde el monasterio de Cura se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la isla.
Nuestra Señora de Gracia, de la orden franciscana
El monasterio de Gracia también tiene su origen en una gruta, pero en este caso no tan inspiradora como la de Ramón Llull. En la cueva de s’Aresta se instalaron, a mediados del siglo XV, dos frailes franciscanos, que poco a poco fueron creando una ermita.
Bajo la advocación de la Nuestra Señora de Gracia pasó a convertirse en un centro de peregrinaje y, en el siglo XVIII se inició la construcción de la iglesia actual.
Las piezas más destacadas es una imagen de la Virgen de Gracia, del escultor Gabriel Mòger II, y la capilla de Santa Ana. Además, y para los amantes del arte, se conserva un precioso conjunto de azulejos de Valencia, con escenas bíblicas, que data del siglo XVIII.
La ermita de San Honorato, el tercer santuario de Randa
Apenas queda ya nada de la ermita de San Honorato original, edificada entre 1394 y 1397, donde se afincaban unos ermitaños. El complejo que ahora se visita es actual y muy moderno, aunque sigue manteniendo el aire de espiritualidad que rodea todo el Puig de Randa.
En el siglo XX la congregación de Los Sagrados Corazones empezó a encargarse del lugar, que se utiliza para realizar encuentros de cristiandad.
El Cristo de los Ermitaños, situado en el interior de la ermita, es muy conocido en la zona, ya que estuvo relacionado de algún modo con la batalla de Llucmajor.